La primera cita, el viernes a las 18.00 en la iglesia parroquial de San Millán y San Cayetano. Dentro de la iglesia, los Simpecados de las Hermandades participantes (excepto Huelva que llegaba al día siguiente) con sus Juntas de Gobierno y numerosos hermanos, dispuestos en la nave central para recibir al Simpecado de la Hermandad Matriz. De tantos que había y tan juntos unos de otros, casi, casi parecía que estábamos en el Real en la Misa de Pentecostés.
Estaban la Hermandad de Madrid con sus ahijadas Filiales - Alcalá de Henares, Bruselas y Pozuelo de Alarcón - y la Hermandad Filial de Toledo. También participaron todas las Hermandades no filiales de la Comunidad de Madrid (Torrejón de Ardoz, Moratalaz, La Estrella, Barajas, San Sebastián de los Reyes, Collado-Villalba, Hortaleza, Las Rozas, Móstoles y Madrid Sur) y las de Salamanca, Segovia, Albacete y Medina del Campo.
Al llegar el Simpecado de Almonte al altar mayor, el Presidente de la Hermandad Matriz nos dirigió unas palabras de bienvenida a los actos que celebraríamos el sábado. El Presidente de la Hermandad de Madrid, por su parte, saludó a cada Hermandad individualmente, y nos recordó que estábamos en la calle Embajadores, lugar muy apropiado de donde salir como "embajadores" del Rocío por Madrid, como haríamos al día siguiente.
Tras la recepción del Simpecado de la Hermandad Matriz, las Hermandades se dirigieron a la Casa de la Villa para el visionado de la película "Rocío, Reina y Madre de Andalucía. Una devoción universal." De estilo documental, presenta lo que fue y es el Rocío, la Romería de Pentecostés, el Traslado y el Rocío Chico.
El sábado por la tarde a eso de las 16.00 la gente se agolpaba a las afueras de la iglesia de San Millán y San Cayetano, para entrar a rezar los Misterios Gozosos del Santo Rosario, que comenzó a las 17.00 y fue amenizado por el Coro de la Hermandad de Madrid.
Tras el Santo Rosario comenzó la Magna Procesión por el Madrid de los Austrias, esas calles que cada año vibran con la Semana Santa y este año también con la devoción a la Reina de las Marismas en un momento del año un tanto inusual.
Por riguroso orden, y acompañados por flauta y tamboril, una larguísima procesión de 21 Hermandades con insignias, Junta, Simpecado y peregrinos daba público testimonio de nuestra devoción por la Santísima Virgen del Rocío. Madrileños y foráneos nos miraban con curiosidad, y algunos, intrigados, nos preguntaban qué era esta procesión inesperada.
Uno de los momentos más emotivos del recorrido fue el saludo de bienvenida de San Isidro a cada Simpecado que pasaba por su Colegiata. Pero la sorpresa fue aún mayor cuando el Patrón de Madrid se unió a la comitiva que se dirigía a la Catedral de Santa María la Real de la Almudena. Aunque previsto por los organizadores, fue un detalle muy bonito, que hizo que los rocieros nos sintiéramos aún más en casa en Madrid, esa Villa que acoge como nadie a quien la visita.
Al llegar a la Catedral de la Almudena, todos nos fuimos colocando en su sitio, el Simpecado de Bruselas en un sitio bien visible de la escalinata donde estaban todos los Simpecados, y los Simpecados de la Hermandad Matriz y de Madrid presidiendo la Santa Misa.
La ceremonia fue oficiada por el Rvdmo. Sr. Cardenal Arzobispo emérito de Madrid D. Antonio María Rouco Varela, concelebrada por los capellanes de las Hermandades, y amenizada por el coro de la Hermandad de Madrid. En el momento del ofertorio cada Hermandad tenía que presentar una ofrenda típica de su ciudad, y la Hermandad de Bruselas ofreció dos paños de Misa de encaje de Bruselas. Al término de la Misa todos los presentes cantamos el himno a Santa María de la Almudena y la Salve Rociera.
Tras la Misa tocaba la foto oficial de todas las Hermandades en la explanada, pero comenzó a chispear, así que se decidió hacerla en la escalinata lateral, con los Simpecados protegidos de la lluvia. Comenzó a llover cada vez más, y la prioridad fue entonces la protección de los Simpecados, con lo que al final no quedó claro si se hizo la foto o no (esperemos que sí).
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